jueves, 26 de julio de 2007

¿POR QUÉ TÁNATOS?

Desde la primera vez que en este dialogo de resonancias apareció Tánatos (“invocado” por Luz) me llamó la atención porque ya era la segunda vez, pero mas me llamó la atención que el tema cobrara como que protagonismo. Entonces me pregunté ¿Qué pasa con este “tenebroso” muchacho? Y ¿Qué pasa con el “amoroso” Eros? Y ¿Por qué no se me presentó el interrogante? ¿Qué lo despertó?
Entonces me puse a leer los aportes de Luz y Pablo a ver que pescaba por allí, y entre esos escritos apareció una palabra (se la secuestré a Pablo) que me disparó una reflexión y la reflexión un cuento y el cuento una imagen.
La palabra fue “puro” y el derrotero el que sigue.
“Puro”… de pureza,…. mmmm… ¿Qué es puro? ¿Puro es lo mismo que bueno? ¿Tiene que ver con bondad? ¿Con mejor? ¿Puro es uno?
Que relación complicada la de estos dos muchachos (Eros y Tánatos… ¡claro!), ¿tiene que ver con lo bueno y lo malo? ¿Hay un planteo moral a descubrir, a discutir? ¿O el planteo es ontológico, existencial? ¿O puramente psicológico? ¿O todo? Lindo quilombo… bueno veamos que sale.
¿Eros y Tánatos?, ¿Amor y muerte? (¡Aja!… no es amor y odio), ¿Vida y muerte?, ¿Tánatos y Eros?, ¿Muerte y amor?,… etc.
Luz aportó: “…No Eros y Tánatos como pulsiones duales, sino integrando una estructura dialéctica…”. Una estructura dialéctica… una estructura de opuestos… Opuestos es contrario, diferente… no me dice nada de “bueno” o de “malo” ¿y el planteo moral donde quedo?
Entonces Eros no es bueno y Tánatos malo, ni Tánatos bueno y Eros malo, simplemente diferentes, distintos…
Entonces si el planteo no es moral podría ser jerárquico o sea Eros es mas importante que Tánatos o Tánatos mas que Eros; o bien, Eros contiene a Tánatos o Tánatos contiene a Eros. Pero, ¿Por qué tendría que ser así?, yo no encuentro indicios que sostengan ninguna de estas opciones.
Entonces recordé la metáfora de Pablo: “como una moneda con sus dos caras” y… y está muy buena porque una moneda no tiene una cara buena y otra mala o una mas importante que otra. Pero, y… si… siempre hay un pero… ¿son tan diferentes? En definitiva tan distintos… tan puros… uy otra vez “puro”, esto es un circulo vicioso, ¿un circulo…? ...una estructura había dicho Luz… ¿¡El Taijitu!?… y… ¿por qué no pensarlo por allí?…



yin yang

Entonces Wikipedia me informó lo siguiente:
1. El yin y el yang son opuestos.
Todo tiene su opuesto, aunque éste no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. Por ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque un día de verano puede hacer frío y viceversa.
2. El yin y el yang son interdependientes.
No puede existir el uno sin el otro. Por ejemplo, el día no puede existir sin la noche.
3. El yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang.
Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado.
4. El yin y el yang se consumen y generan mutuamente.
El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).
5. El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos.
La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra.
6. En el yin hay yang y en el yang hay yin.
Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.

Y como tengo 44 y la crisis de los 40 todavía no se me pasó me acordé que yo ya había tenido conflictos con este tema de la muerte y me acordé de un cuento de Borges que en mi marcó un antes y un después.
El cuento se llama “El inmortal”. Y de él extraje (a riesgo de herejía) lo siguiente:

“Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal…
…Adoctrinada por un ejercicio de siglos, la república de hombres inmortales había logrado la perfección de la tolerancia y casi con desdén. Sabía que en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las cosas. Por sus pasadas o futuras virtudes, todo hombre es acreedor a toda bondad, pero también a toda traición, por sus infamias del pasado o del porvenir. Así como en los juegos de azar las cifras pares y las cifras impares tienden al equilibrio, así también se anulan y se corrigen el ingenio y la estolidez,... Encarados así, todos nuestros actos son justos, pero también son indiferentes. No hay méritos morales o intelectuales. Homero compuso la Odisea; postulado un plazo infinito, con infinitas circunstancias y cambios, lo imposible es no componer, siquiera una vez, la Odisea. Nadie es alguien, un solo hombre inmortal es todos los hombres. Como Cornelio Agrippa, soy dios, soy héroe, soy filósofo, soy demonio y soy mundo, lo cual es una fatigosa manera de decir que no soy.
El concepto del mundo como sistema de precisas compensaciones influyó bastamente en los Inmortales. En primer término, los hizo invulnerables a la piedad... Tampoco interesaba el propio destino. El cuerpo no era más que un sumiso animal doméstico y le bastaba, cada mes, la limosna de unas horas de sueño, de un poco de agua y de una piltrafa de carne... A veces, un estímulo extraordinario nos restituía al mundo físico… Esos lapsos eran rarísimos; todos los Inmortales eran capaces de perfecta quietud;...
La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos se conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen para los Inmortales…


…Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras. No es extraño que el tiempo haya confundido las que alguna vez me representaron con las que fueron símbolos de la suerte de quien me acompañó tantos siglos. Yo he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve, seré todos: estaré muerto…

…Cuando se acerca el fin,… ya no quedan imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras. Palabras, palabras desplazadas y mutiladas, palabras de otros, fue la pobre limosna que le dejaron las horas y los siglos.”

Que se yo… para pensar.

NÉSTOR

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